Cierro la
puerta de mi habitación. Me duele la cabeza. Dejo la cartera a un lado en el
suelo y me tumbo boca abajo en la cama con las manos por debajo de la almohada.
Tan solo
tardo unos minutos en quedarme dormida.
-Maria ¿puedes
venir un momento detrás de aquel árbol?-Me pregunta el chico moreno que va
conmigo a clase.
-¿Para qué?-
Pregunto intrigada.
-Sólo quiero
enseñarte un insecto que hay en el tronco del árbol. Es realmente bonito,
seguro que te gustará.
-Está bien,
vamos.
Nos
dirigimos al árbol que me había indicado antes el chico. Una vez llegamos miro
alrededor. Es la hora del recreo y todo el mundo está a su bola. Los chicos más
populares están jugando al fútbol mientras que las chicas hacen de animadoras.
Al fondo, un grupo de chicos y chicas conversan animadamente. Las canchas de
baloncesto también están ocupadas por chicos, mientras que las de voleibol lo están
por las chicas. Nadie nos observa.
-Y bien,
¿dónde está el insecto tan bonito que dices?-Pregunto mientras observo el
tronco del árbol.
Realmente me
encantan los bichejos. Cuando era pequeña mi padre me regaló una colección de
ellos y todos los fines de semana nos íbamos al campo en busca de otros nuevos.
-Sí, verás…
No hay ningún insecto. Te había dicho que vinieras para que… Bueno quería
decirte que…
-¿Qué
quieres decirme Rodrigo? – Si no me ha traído para enseñarme ningún insecto,
¿qué quiere decirme detrás de un árbol?
-Bueno, cómo
decirlo… Me gustas mucho María.
-¿Qué? –No me
lo puedo creer. ¿Lo está diciendo en serio? Nunca nadie me había dicho que le
gustara.
-Lo que oyes…
-Vaya, nunca
había gustado a nadie. –No sé muy bien que decir. Esta situación es nueva para mí.
-Entonces,
¿soy el primero?
-Pues, la
verdad es que sí.
-Cuanto me
alegro de oír eso.
Me sonrojo.
-¿Y que deberíam…?
No me da
tiempo a terminar la frase cuando noto sus labios en los míos. Y de repente,
desaparecen.
-¿Qué haces
boqueando como un pececillo?- Se oyen burlas y risas alrededor nuestra.
Cuando abro
los ojos observo que todos los chicos que parecían estar a su bola ahora están
alrededor nuestra y con móviles apuntando en nuestra dirección.
-¿Qué es
todo esto Rodrigo? –Pregunto muy nerviosa al ver que todo el mundo se está
riendo de mí.
Mientras
termino de pronunciar la frase me doy cuenta de que un amigo de Rodrigo estaba
en lo alto del árbol grabándolo todo.
No sé qué
hacer, no sé qué decir… Tengo muchas ganas de llorar y apenas puedo pronunciar
una palabra. El grupo de chicos y chicas que nos rodea empieza a corear al unísono:
María es un bicho raro, nunca había besado.
-¡No! ¡Parar!
–La cabeza me da vueltas y todo gira en torno a mí.
María es un
bicho raro, nunca había besado. María es un bicho raro, nunca había besado.
No. Parar.
Empiezo a sudar en la cama y unos golpes en la puerta de mi habitación me
despiertan. Otra vez está estúpida pesadilla.
Abro los ojos y miro a mi alrededor.
Estoy en la habitación de la residencia y son las seis de la tarde.
Vaya, he
estado durmiendo un buen tiempo.
Los golpes
en la puerta suenan de nuevo. Me levanto de la cama y me dirijo a ver de quién
se trata.
Abro la
puerta y lo primero que veo es una melena rubia. Es Claudia.
-María,
chiquilla ¿estás bien? Estas dando unas voces que se oyen desde mi habitación.
Vaya, me ha
oído.
-Te he dicho
millones de veces que no me llames así, que me llames Mery. –La digo en tono enfadado para que se
dé cuenta de una vez por todas que no me gusta que me llamen María.
-Lo siento
Mery, se me había olvidado. ¿Estás bien pequeña?-Me pregunta mientras la invito
a entrar en mi habitación.
-Sí, sólo
era una pesadilla.
-¿Otra vez?
Tienes muchas pesadillas.
-Sí, bueno,
me cuesta adaptarme a los nuevos lugares.-Miento.
-Bueno, si
lo pasas mal siempre puedes venir a mi habitación.
-Gracias
Clau.-La agradezco con una sonrisa.
-¿Te apetece
que salgamos a dar una vuelta?
Miro el
reloj, aún es pronto y no me apetece tirarme toda la tarde encerrada en mi
habitación. Lo único que necesito ahora es salir y distraerme.
-Está bien.
Espera que me cambio.
-Vale,
mientras llamo a Alicia por si quiere venirse.
-Alicia ha
salido con un compañero de clase a comprar un GPS. Más tarde nos llamará para
contarnos.
-Oh vaya que
pena. Bueno pues salimos nosotras, venga date prisa.
Me dirijo al
armario y abro los cajones. Estoy sudando, esa maldita pesadilla me amarga la
existencia. Desde hace seis años se repite constantemente en mis sueños. Fue el
peor día de mi vida, lo pasé fatal.
A partir de
ese día mis padres me empezaron a notar triste y no paraban de preguntarme,
hasta que finalmente tuve que contárselo. Me llevaron a un psicólogo, dejé de
ir a clase y tuve que cambiar de instituto. Fue ahí donde conocí a Claudia. También
era una chica que no pasaba los recreos con gente.
Me acuerdo
perfectamente del día que nos conocimos.
Sonó el
timbre que anunciaba el recreo. Ella estaba sentada en un lado del patio y yo
pasé por delante de ella y la sonreí con amabilidad. Ella me devolvió la
sonrisa. Seguí mi camino y me senté un poco más adelante. Saqué mi libro
favorito y me puse a leer. Al cabo de unos minutos alguien me hizo sombra. Era
ella. Empezamos a hablar y nos veíamos todos los recreos.
Miro hacía
donde está sentada. Con esa chica he pasado los mejores momentos de mi vida,
gracias a ella empecé a sonreír. Me pilla mirándola embobada.
-Se trata de
salir a dar una vuelta, no de ir a una fiesta. ¿Quieres darte prisa?
-Ya estoy,
ya estoy.-Digo riéndome.
Al final no
le he prestado nada de atención a la ropa que iba a ponerme. Unos pantalones
vaqueros, una camisa negra y lista.
-Venga vámonos.-Digo
mientras me dirijo a la puerta.
Salimos de
mi habitación y vamos a salir por la puerta del edificio cuando Claudia me coge
del brazo.
-Espera,
¿podemos pasar antes a la cafetería a por un café?-Me pide enseñando los
dientes y guiñando un ojo a modo de súplica.
-Venga pesa,
vamos a por tu café.
-Bieeeen- Se
pone a celebrar como un niño pequeño.
Entramos en
la cafetería y pedimos el café de Claudia. Yo no quiero nada.
Estoy
totalmente metida en mis pensamientos cuando…
-Chss, Mery –Oigo
que me dice Claudia susurrando.
-¿Qué?-La
imito.
-Mira ese
chico, el que está sacando una Coca-Cola de la máquina.
Miro hacia
donde me ha indicado.
-Vale, ¿qué
le pasa? –Sigo susurrando.
-Está cañón
-Si tú lo
dices…
A ver, el
chico no está del todo mal, de hecho está bastante bien. Es guapo y tiene un
cuerpo de escándalo. Viste todo de negro y tiene el pelo moreno y rizado.
Consigo apreciar que le asoman numerosos tatuajes de debajo de sus mangas.
-Ojalá vaya
con nosotras a alguna clase. Podría acercarme a él y quién sabe.
-Vale, venga
vámonos.
Acabo la
conversación y ahora si conseguimos salir fuera del edificio.
Empezamos a
caminar por el sendero de piedras cuando alguien nos llama por detrás.
-¡Mery,
Claudia!
Nos damos la
vuelta y vemos a Alicia con un chico. Debe de ser Manu, el chico del que me
habló antes.
-Hola
Alicia-Decimos las dos al unísono
-Este es
Manu, un compañero de clase y el que ha conseguido que me compré un GPS a mitad
de precio. Le debo la vida. Ellas son Claudia y Mery -Nos dice Alicia presentándonos
al joven de pelo castaño.
-Hola,
encantado –Nos sonríe- Tampoco es para tanto, solo son contactos.
Intercambiamos
unas cuantas palabras más cuando el chico se despide.
-Bueno
chicas, ha sido un placer conoceros pero me tengo que ir. Nos vemos mañana en
clase Alicia. –Le dice a nuestra amiga con una cara de vergüenza.
-Está bien
Manu, mañana nos vemos –Ambos se sonríen y el chico empieza a caminar mientras
se despide de nosotras con la mano.
-¿Es tu
novio? –Pregunta Claudia sin más rodeos.
-No –empieza
a reírse Alicia – Es un compañero de clase, nada más.
-Alicia, se
me había olvidado.
El chico se
vuelve a reunir con nosotras.
-Sí, dime ¿qué
pasa?
-Nada, solo
me preguntaba si… Bueno mañana por la noche se celebra una fiesta para dar
comiendo al nuevo curso académico. Es en una discoteca del centro y me
preguntaba si querías venir conmigo. Bueno, vosotras también podéis venir –nos indica
a Clau y a mi.
-Bueno, no
sé. No he venido a la universidad para ir de fiesta.
-Venga, sólo
será una y es la de bienvenida. Además vas conmigo, no te pasará nada.
-Bueno no
sé, déjame que me lo piense y mañana en clase te digo lo que sea.
-Está bien.
Espero que vosotras no seáis tan sosas y os animéis, no como ella. –Nos dice
mientras se aleja sonriendo y guiñándole un ojo a Alicia.
Llevamos dos
días aquí y ya estamos invitadas a una fiesta. A Alicia no parece que la haga
mucha ilusión ir. La que tiene muy claro que no va a asistir a esa fiesta, soy
yo. Tendré que buscar una buena excusa para que las chicas no terminen sabiendo
por qué no me gusta conocer gente nueva.
Por aquí me paso. felicidades por los 200 seguidores :)
ResponderEliminarMuchas gracias cielo :)
EliminarMe gusta ❤ me quedó por aquí.
ResponderEliminarPor cierto buscaré los demás capítulos.
EliminarMuchas gracias cielo :)
Eliminar